All God’s people deserve lives of health and dignity. Since our nation’s founding, millions of immigrants have come to the US seeking better lives for their families.The Bible calls Christians to welcome the stranger and to care for the least as if they were our own. Undocumented immigrants are our neighbors, co-workers and friends. They strengthen our economy. They pay taxes. Their children are American citizens who dream the same dreams as our own. God hopes they, and all people, live thriving lives of abundance and peace with their families and friends in the place they call home.

Keeping parents with their children is something we can all support. We cannot let the poorest and most vulnerable be punished for our nation’s political deadlock on immigration reform.

Contact the Advocacy team to learn what you can do: The Rev. Rebecca Dinovo or Deann Rios.

Immigración y Asuntos de la Frontera

Todo el pueblo de Dios merece vidas de salud y dignidad. Desde la fundación de nuestra nación, millones de inmigrantes han venido a los Estados Unidos en busca de una vida mejor para sus familias.

La Biblia llama a los cristianos a dar la bienvenida al extranjero y a cuidar lo menos como si fueran nuestros. Los inmigrantes indocumentados son nuestros vecinos, compañeros de trabajo y amigos. Fortalecen nuestra economía. Ellos pagan impuestos. Sus hijos son ciudadanos estadounidenses que sueñan con los mismos sueños que nosotros. Dios espera que ellos, y todas las personas, vivan vidas prósperas de abundancia y paz con sus familias y amigos en el lugar que llaman hogar.

Mantener a los padres con sus hijos es algo que todos podemos apoyar. No podemos permitir que los más pobres y vulnerables sean castigados por el estancamiento político de nuestra nación en la reforma migratoria.

Comuníquese con el equipo de Advocacy para saber qué puede hacer the Rev. Carlos Garcia.